martes, 1 de febrero de 2011

VIOLENCIA Y DESIGUALDAD SOCIAL. RACISMO Y EXCLUSIÓN SOCIAL

"En toda época histórica, el modo económico predominante de producción e intercambio, y la estructura social que deriva necesariamente de él, constituye el fundamento sobre el cual se basa la historia política e intelectual de una época, y únicamente a partir de él puede explicársela; (...), en consecuencia, toda la historia de la humanidad (desde la abolición del orden gentilicio, con su propiedad común de la tierra) ha sido una historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas; (...) la historia de esas luchas de clases constituye una serie evolutiva que ha alcanzado en la actualidad una etapa en la cual la clase explotada y oprimida el proletariado ya no puede lograr su liberación del yugo de la clase explotadora y dominante la burguesía sin liberar al mismo tiempo a toda la sociedad, de una vez por todas, de toda explotación y opresión, de todas las diferencias y luchas de clases."
Marx, Engels, Manifiesto del partido comunista, Prólogo de 1888
Introducción
El discurso inicial de la burguesía significó un cambio radical en los discursos sobre los individuos y las sociedades al afirmar la autonomía de los seres humanos y su capacidad de autogobernarse. Introduce un paradigma histórico basado en la organización racional y articulada de múltiples aspectos de la vida social y la idea de un contrato social. En comparación con los regímenes feudales y absolutistas con jerarquías adscriptivas, reglamentaciones de la vida comunal y de las relaciones de servicios, las ideas de la modernidad constituyeron un factor liberador que alimenta la aspiración de equidad y justicia social, cuya eficacia aún no se ha agotado y sigue propiciando reclamaciones legítimas de distintos grupos sociales discriminados.

Violencia

La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases. A lo largo de casi dos siglos de lucha de clases mundial, por poner la fecha “inicial” en las luchas de los años ’30 del siglo XIX como anunciadoras de lo que vendría, podemos descubrir como mínimo cuatro principios básicos de la teoría marxista de la violencia. El primero es la afirmación de Marx de que la violencia es la partera de la historia, es lo que decide e impone qué camino seguir en el momento de una crisis entre dos poderes iguales: el del capital y el del trabajo. Este principio es decisivo en su perspectiva histórica y está siendo confirmado en todas las situaciones fundamentales en las que las masas oprimidas se han enfrentado a la clase dominante. Según como sean las situaciones concretas, las fuerzas en conflicto, los aliados de cada una de ellas, etc. Según todo eso que hay que analizar concreta y particularmente, será el grado de virulencia, extensión e intensidad de la violencia desatada, pudiendo darse casos en los que ha sido necesaria muy poca y mayormente preventiva o en los que ha sido necesaria mucha y desesperada.
Hay ejemplos para todos los casos, pero la constante que los recorre internamente es que cuando las masas oprimidas han rechazado este principio marxista han cavado la tumba de su derrota estratégica durante mucho tiempo, tumba rebosante de sangre y cadáveres, porque al despreciarlo, al rechazar las lecciones de la historia y al creerse la mentira reaccionaria del pacifismo a ultranza, se han despreocupado por prepararse mental, política y organizativamente para la práctica de la violencia defensiva, de la autodefensa ante la violencia fundante y primera, la opresora. La preparación psicopolítica para la autodefensa es imprescindible, y cuanto más efectiva sea menos violencia defensiva habrá que aplicar en su momento, más fácil, rápida y pacífica será la victoria revolucionaria y su avance posterior. Si algo ha demostrado la historia desde el surgimiento de la explotación precapitalista es la veracidad del axioma popularizado por la agresiva y esclavista Roma republicana de ‘si vis pacem, para belum’, si quieres la paz prepárate para la guerra. Multitud de pueblos y clases oprimidas han sufrido derrotas aplastantes y brutales por despreciar o ignorar esta lección histórica.

Desigualad

La desigualdad es el trato desigual o discriminatorio de uno o más individuos hacia otro (s), debido a su posición social, económica, religiosas, sexo, raza, entre otros. La desigualdad o discriminación no obtiene relevancia social hasta que no hayan principios o derechos fundamentales a la igualdad. Las minorías sociales son las que más sufren trato desigual. La desigualad de posición social genera prejuicios.
Las grandes entidades o grupos usan la discriminación para mantener control de los pequeños grupos. Esto se ve mayormente en el área de la política y la religión donde éstos aíslan a los grupos minoritarios para así seguir controlando y acaparando ciertas áreas de la sociedad. Generalmente es admitido que valores como la libertad, la justicia, la paz, el respeto o la solidaridad tienen un carácter universal; de manera que además de considerarse indispensables, se constituyen en los pilares básicos de todas las sociedades democráticas. No obstante, no todos tienen el mismo protagonismo, y no todos son asimilados o interiorizados igualmente. Para ilustrarlo baste recordar la virulenta reacción de ciertos grupos sociales ante la aprobación, por ejemplo, el problema que aparece en los países desarrollados ante la llegada más o menos masiva de inmigrantes y la reacción de rechazo que, tarde o temprano, muestran algunos sectores de la sociedad: si bien la solidaridad o el respeto son aceptados como deseables, la realidad muestra sin duda la doble moral con la que dichos valores son entendidos, cuando de vivirlos o hacerlos realidad se trata. Otra interpretación posible de esta situación, sería identificar la evidente diferencia entre la importancia otorgada a unos valores y otros, con la existencia de una jerarquización entre ellos. Así, si bien hablamos de grandes valores, universales y atemporales, encontramos diferentes modos de priorizarlos e, incluso, de interpretarlos, ya sea en función del contexto social, cultural, político o religioso.

Racismo

El racismo es una corriente de pensamiento, que se basa en la discriminación del otro por su color de piel, y en algunos casos llegándose a creer superior que la raza excluida. El fin del racismo es negar, y reducir los derechos del otros,a veces con el discurso de la superioridad de una raza por encima de otra, y en el caso de nuestros hermanos afro descendientes, esta supuesta superioridad se llama (superioridad blanca), y nuestros días a una continua esta fallida idea de superioridad.

El concepto de racismo nace con la llegada de los europeos a nuestro continente, mal llamado América, trabajando la limpieza de la sangre, que era un sistema de discriminación racial implantado en el siglo XV, con el fin de determinar si algún individuo que desea poseer un cargo público, entrar al clero a la milicia, poseía sangre judía o mora.

La teología justifico, bajo el discurso de la limpieza de sangre, la dominación de los indígenas y de los africanos secuestrados para venir a las américas a trabajar, por parte de los españoles y a los nacidos de relaciones sexuales entra blancos e indios y blancos y negros, se les clasificaba bajo lo que se denominaban castas.

Además en la Europa medieval, se le dio una interpretación racista al relato del diluvio universal, en la cual los 3 hijos de moisés, Sem (De quien descienden judíos y árabes), Cam (De este descienden los negros) y jafet (De el descienden los blancos), en este relato, moisés maldice a su hijo Cam: "maldito sea Canaán, siervo de siervos será a sus hermanos" (Gén. 9:18-29 9:18-29), por lo tanto la iglesia, interpreto este texto como la maldición del Dios católico hacia las personas de raza negra, identificándolos como los esclavos naturales de los blancos y este discurso fue enseñado a los negros y a los indios de las colonias europeas.

Como consecuencia de la herencia eurocéntrica, el pensamiento latinoamericano, infortunadamente tiene incorporado este pensamiento tan subdesarrollado.

Exclusión

Proceso mediante el cual los individuos o los grupos son total o parcialmente excluidos de una participación plena en la sociedad en la que viven (Fundación Europea, 1995)
Los obstáculos que encuentran determinadas personas para participar plenamente en la vida social, viéndose privadas de una o varias opciones consideradas fundamentales para el desarrollo humano.
El concepto de exclusión social es multidimensional, y sus dimensiones pertenecen a tres áreas de gran importancia como son: los recursos, las relaciones sociales y los derechos legales, y son las siguientes:

1. PRIVACIÓN ECONÓMICA:
a. Ingresos insuficientes.
b. Inseguridad en el empleo.
c. Desempleo.
d. Falta de acceso a los recursos.

2. PRIVACIÓN SOCIAL:
a. Ruptura de los lazos sociales y familiares, fuente de capital social y de mecanismos de solidaridad orgánica y comunitaria.
b. Marginación social.
c. Alteración de los comportamientos sociales.
d. Falta de participación en las actividades sociales y políticas.
e. Deterioro de salud.

3. PRIVACIÓN POLÍTICA:
a. Carencia de poder.
b. Falta de participación en las decisiones que afectan a su vida cotidiana.
c. Ausencia de participación política y escasa representatividad.

La sociedad se divide entre los incluidos sociales y los excluidos sociales.
- INCLUIDOS, son los productivos.
- EXCLUIDOS, son los no productivos.

Según J. García Roca (1998), los procesos de exclusión social cuyos elementos incluyen factores personales, subjetivos y psicológicos, se caracterizan por:

A. DIMENSIÓN ESTRUCTURAL O ECONÓMICA:
a. Carencia de recursos materiales, derivada de la exclusión del mercado de trabajo.

B. DIMENSIÓN CONTEXTUAL O SOCIAL:
a. Caracterizada por la falta de integración en la vida familiar y en la comunidad de pertenencia.

C. DIMENSIÓN SUBJETIVA O PERSONAL:
a. Ruptura de la comunicación.
b. Debilidad de la significación y erosión de las dimensiones vitales.


MOVIMIENTOS SOCIALES: OBRERO, CAMPESINO, POBLADORES, GÉNERO

Los movimientos sociales pueden ser definidos como una acción colectiva con alguna estabilidad en el tiempo y algún grado de organización, orientados hacia el cambio o la conservación de la sociedad o de alguna de sus esferas. La idea de movimientos sociales tiende a fluctuar entre dos polos en la teoría social. Uno es la visión de movimientos sociales como acción colectiva que responde a tensiones o contradicciones específicas en la sociedad y que se orienta a poner término a esa contradicción específica. El otro es el movimiento social como portador del sentido de la historia y como encarnación y principal agente del cambio social global.

Movimiento obrero
En su fase inicial de formación los movimientos sociales clásicos en nuestro continente, que en realidad de latino a las justas tiene el idioma, tuvieron una fuerte influencia anarquista, a través de la migración europea, principalmente italiana y española, de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Estos inmigrantes anarquistas, básicamente artesanos y trabajadores de pequeñas actividades económicas, se dirigieron principalmente hacia las zonas urbanas, formando las primeras levas de movimientos obreros. A partir de la Primera Guerra Mundial por el reparto del mundo y posteriormente durante los años veinte, la expansión de las manufacturas en la región crea condiciones para el surgimiento de un proletariado industrial, que tendrá su pleno desarrollo con los procesos de industrialización de la década 1930.
Estos movimientos anarquistas tuvieron su auge en toda la región entre 1917 y 1919, años en los que se organizaron huelgas generales bastante significativas que abrieron un proceso de sindicalización del movimiento obrero, como el caso de Perú en 1919, Brasil en 1917, Argentina en 1918 y México en el mismo periodo. Se crea un clima político generalizado favorable a la huelga general como forma de lucha principal, a pesar de que en algunos casos éstas no tenían un objetivo claro o buscaban una especie de disolución del Estado.
Estos movimientos se producen frente a una situación de miseria a la que es arrojada la clase obrera por parte de los empresarios: jornadas laborales de más de 16 horas diarias, trabajo esclavizante que no distingue niños ni mujeres, sin educación y sin posibilidades de organizarse n actuar para vivir mejor.
Dada la situación planteada y la imposibilidad legal de que los trabajadores se agrupen en defensa de sus intereses, optan por iniciar el movimiento en la clandestinidad, recogiéndose el sentido societario de los gremios.
Sin embargo, ya entrado el siglo XIX, las masas obreras con sus movimientos clandestinos y su ideario sindicalista, comienzan a expresarse en diversas formas , que en un principio se manifestó en forma de huelga con características de motín, posteriormente se da la simple coalición de obreros de una misma fábrica, o diferentes. La última etapa se concreta con la formación de sociedades de resistencia, con objetivos de imponer por coacción moral o física al resto de los trabajadores, al paro colectivo de la especialidad laboral, que culminan con la auténtica aparición del sindicalismo que se presenta con una estructura más evolucionada, con una rigurosa diversificación de oficios e industrias, frente a la estructura social imperante y que busca un lugar legalmente en el conjunto económico social de su época.
El sindicalismo en este período, existía de hecho pero no de derecho y su aptitud estaba dirigida a obtener esa conquista y es a la que se orientaba la masa trabajadora.
Los años siguientes, las jornadas de luchas en las calles, la organización en los frentes políticos, especialmente la conformación del Partido Comunista y la lucha férrea en las calles, trajo como consecuencia la creación de normas universales el establecimiento del respeto al trabajo digno y una Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, la Negociación Colectiva y el Derecho a Huelga. El principio de libertad de agremiación es logro establecido por la masa trabajadora. Por ello los trabajadores afrontaron la lucha de clases, absorbiendo nuevos métodos en el desarrollo de nuestra defensa y propuesta hacia la sociedad.
Sin embargo, la iglesia, los anarquistas, los burgueses, se van a disputar su conducción, para beneficio propio, es decir, conducir a los obreros para obnubilar su conciencia y adormecerlos políticamente.

Movimiento campesino
Discriminados económica, social, racial y cultural, los tahuantinsuyanos fueron excluidos primero por los invasores occidentales, luego por sus hijos y actualmente por sus nuevos descendientes. Los invasores nos consideraron como sub humanos Nuestras costumbres, características físicas y culturales fueron consideradas inferiores. A diferencia del respeto por las creencias ajenas que había en la época incaica, para el fundamentalismo cristiano las otras creencias eran diabólicas.
Las comunidades, antes servidoras de los intereses colectivos pasaron a ser servidoras de los invasores en beneficio de ellos, sin importar si como consecuencia de eso morían masivamente. Trabajaron en las minas y en los latifundios propiedad del conquistador. Las comunidades independientes subsistieron sólo en las tierras menos productivas.
Son movimientos anteriores a los movimientos obreros, destacan entre ellos el movimiento dirigido por Túpac Amaru, Túpac Catari en Bolivia, Muni en México, entre otros.
El campesinado mexicano conquistó la tierra con su rebelión de 1910. El boliviano como consecuencia de la revolución popular de 1952. En el Perú se inició la conquista de la tierra en los años 60.
Como característica de estos movimientos están las huelgas las tomas de tierra de los terratenientes y su distribución entre los campesinos pobres.
También estos movimientos fueron disputados por el clero, los terratenientes y los burgueses, creando confusión para su accionar político.
Debido a la deficiente formación política, fueron siempre derrotados. No lograron organizarse políticamente.


Movimiento de pobladores
Los movimientos populares en el Perú, por un lado, son producto de la pobreza (que sigue bordeando el 50% de la población), la traición a la palabra empeñada en la campaña electoral, el continuismo neoliberal y el carácter pro imperial de los gobiernos de turno (que permite el ingreso de tropas imperialistas). Y por otro, la continuidad del levantamiento de masas del 2000 (denominado Marcha de los 4 suyos), el Arequipazo, la lucha magisterial, Ilave, las polarizadas elecciones del 2006, el Moqueguazo, genocidio de Bagua, que exigen una transformación radical de la sociedad.
La Marcha de los 4 suyos, el Moqueguazo, el genocidio de Bagua, no fue solamente una lucha economicista (lucha contra la corrupción, mejor distribución del canon minero que repercute en cerca de 400 millones de soles, defensa de la vida y de la tierra). Por ejemplo, desde el punto de vista del poder político, Moquegua, planteó, de modo inconsciente, una lucha por una verdadera democracia. Expresó la radicalización de las masas, pero a un nivel superior, donde el método de la huelga indefinida, generó la unidad, masividad, combatividad, de todo un pueblo, y por lo tanto, la derrota del Estado capitalista, manifestado en el arrodillamiento de los 60 policías y su jefe Alberto Jordán.
Y decimos a un nivel superior porque, a diferencia del Andahuaylazo (acción aislada de las masas que terminó derrotada), el Moqueguazo, a través de su Frente de Defensa y sus tradiciones revolucionarias, derrotaron políticamente al gobierno y el sistema. Así las cosas, el Moqueguazo, fue la expresión de una radicalización de masas por el cambio del modelo neoliberal.
Sin embargo, estos movimientos, que expresan la unidad instintiva de todos los trabajadores sin distinción de credo, raza o ideología en su lucha por sobrevivir, son derrotados políticamente por carecer precisamente de organización política.

Movimiento de género
Las mujeres desde comienzos del siglo XX aparecen organizando resistencias puntuales (artesanas, planchadoras, lavanderas, obreras industriales del textil, etc.) por sus reivindicaciones laborales en Uruguay, Colombia, Perú y Argentina entre otros países. También se organizan para conseguir el voto y otros derechos de ciudadanía. 'En las últimas décadas han reaparecido de nuevo las organizaciones y movimientos de mujeres para enfrentar la crisis y el hambre. Para luchar por los derechos humanos y para denunciar y luchar contra la discriminación por razón de género.
Esto supone la participación de la mujer en la vida política de la sociedad, ya no como un elemento pasivo, sino a partir de una reestructuración de la cultura que acentúa, sobre todo, el papel de la vida. La mujer representaría una visión del mundo a partir de la vida, como portadora de la misma, sino con una percepción del mundo desde el punto de vista de la vida, y esto modifica totalmente la visión de la sociedad y del mundo.
En el caso de las mujeres, como en el de otros grupos excluidos, la escasa penetración de las ideas modernas en la organización de las relaciones de género, animó y nutrió, desde el siglo XVIII en adelante, su demanda por igualdad, incorporación en los espacios públicos y respeto a su diferencia.
La radical separación de lo femenino y lo masculino en los discursos hegemónicos de la institución imaginaria de la modernidad entraba en abierta contradicción con los ideales de igualdad y de autonomía. Las mujeres eran excluidas de la participación pública y de los sistemas de representación política, y sus experiencias y problemas no eran considerados materias sobre las cuales se podían tomar decisiones colectivas. Asimismo; se les negaba la racionalidad y se las sometía a la autoridad de otros en el ámbito de lo privado. El Emilio de Rousseau es paradigmático de la idea moderna de una diferencia radical entre hombres y mujeres. La diferencia sexual es concebida como proveniente del sexo biológico; atribuyéndosele a cada sexo un lugar distinto en el orden físico, moral y social. En otras palabras, dado que el sexo anatómico es distinto se da por
descontado que la moral también lo es. La diferencia física y moral concede a cada sexo un destino
social particular, diferente entre sí.
En estos tiempos de globoimperialismo, es decir, de globalización de la dictadura del mercado, han dado lugar a organizaciones mundiales de mujeres. La presencia de movimientos sociales transnacionales como el de las mujeres y la emergencia de condiciones para la constitución de una
agenda global democrática ofrecen nuevas oportunidades para cambiar las relaciones de género existentes caracterizadas por la desigualdad y el menor reconocimiento de las mujeres como sujetos sociales. Sin embargo, la existencia de poderes fácticos como las corporaciones multinacionales, y la ausencia de normas que regulen las nuevas prácticas encierran grandes riesgos de exclusión y de ejercicio de poder sobre los más débiles.

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